Lee Jung-Hyang, la guionista y directora de “Sang Woo y su abuela” nos habla de una madre naturaleza que acoge, soporta y supera los desmanes del hombre pero, sin duda, la historia se desborda por otros contextos. De principio a fin asistimos a una confrontación de modelos, a una historia de encuentros y desencuentros entre dos generaciones que a pesar de necesitarse, se desconocen por completo.
SANG WOO Y SU ABUELA
FICHA TÉCNICA:
Sang Woo y su abuela
Corea del Sur, 89 min, 2002
Dirección y guión: Lee Jung-Hyang
Productores: Whang Woo-Hyun, Whang Jae-Woo
Director de fotografía: Yoon Hong-Shick
Director artístico: Shin Jeom-Hee
Música: Kim Dae-Hong, Kim Yang-Hee
Actores: Kim Ul-Boon, Yoo Seung-Ho, Yim Eun-Kyung, Doncg Hyo-Hee y min Kyung-Hoon
Un vagón de tren, una mujer agobiada contemplando el paisaje y un chavalillo de siete años agobiando con su dichoso videojuego de bolsillo. Del tren a un autocar rural repleto de aldeanos y del autocar a una cabaña, por encima de la aldea, en medio de la montaña.
La abuela recibe, sobre su modesto tatami de cañas, a la madre y al hijo.
Nuestra abuela es una septuagenaria anciana muda y encorvada que ha pasado toda su vida en aquellos parajes. Sang Woo es un malcriado niño de 7 años claramente urbano y desalmadamente occidentalizado.
La madre debe dejar a Sang Woo con su abuela durante el verano mientras ella intenta mejorar su situación laboral en la ciudad. El conflicto está servido: apenas han pasado cinco minutos de la cinta y ya tenemos la historia perfectamente planteada. Dos minutos más y ya hemos tomado partido a favor de la afabilidad de la abuela. ¿Quién da más?
Lee Jung-Hyang, la guionista y directora de “Sang Woo y su abuela” nos habla de una madre naturaleza que acoge, soporta y supera los desmanes del hombre pero, sin duda, la historia se desborda por otros contextos. De principio a fin asistimos a una confrontación de modelos, a una historia de encuentros y desencuentros entre dos generaciones que a pesar de necesitarse, se desconocen por completo.
Dos generaciones, dos modelos, dos mundos. La abuela nos muestra los equilibrios y desequilibrios de la paupérrima comunidad rural coreana. Sang Woo nos muestra los desequilibrios de la actual sociedad urbana. Sus respectivas edades son claramente significativas, un modelo en vías de extinción contra un modelo en plena expansión.
Y se pueden dar algunos pasos más.
Sang Woo no representa tan sólo a su generación, también pone de manifiesto la cabalgante occidentalización en la que se halla sumida la sociedad surcoreana, pone de manifiesto el individualismo extremo e insolidario que caracteriza la juventud en toda sociedad occidentalizada, pone de manifiesto que la nuestra es la sociedad de lo inmediato…
Sin embargo, a pesar de ofrecer una lectura árida y reflexiva, Lee Jung-Hyang tenía claro que su objetivo era hacer una buena película comercial, divertida, refrescante y emotiva. Y, efectivamente, eso es lo que el espectador encuentra gracias a las situaciones de una pacientísima abuela permanentemente descolocada por el comportamiento del niño y a las de un niño de ciudad permanentemente descolocado por la, para él, incomprensible lógica rural.
Y por supuesto, como toda buena película comercial que se precie, “Sang Woo y su abuela” nos ofrece un desenlace más bien feliz para poder salir de la sala con una sonrisa en los labios pensando en a quién le vamos a recomendar que no se la pierda porque realmente vale la pena.