LOS ABRAZOS ROTOS
Abrir los ojos, tomarse unos segundos para reconocer la habitación, tomar conciencia de donde estaba, de donde había estado la noche anterior. A su lado, desnuda, medio destapada, absolutamente bella, Laura dormía plácidamente. Le acarició la cabeza como peinándola el flequillo, y las mejillas. Las tetas tibias, el vientre acogedor, los muslos fuertes y estilizados. … [+]